El diamante es el material natural y terrestre más duro del mundo, pero con esta afirmación no debemos ignorar la fragilidad de estas gemas.



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Parece una contradicción esto que decimos en nuestro primer párrafo pero lo vamos a explicar porque es importante para el uso de las joyas.

Entendemos por dureza “La oposición que presenta un material a ser rayado por otro”. El diamante es el material natural y terrestre (quizá alguno extraterrestre lo sea más pero se desconoce) que no puede ser rayado, ni hacerle mella, por ningún otro excepto por otro diamante, y más si son australianos. Los encontrados en este continente son los más duros de la tierra.

Existe una graduación de dureza, la escala de Mohs, que sitúa al diamante en su cumbre, ocupando el número 10. La escala va desde el 1 al 10, pero de ninguna manera es lineal. Del numero 1 al 9 crece de forma discreta y se dispara exponencialmente hasta su último escalón.

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Pero no tenemos que olvidar nunca que un diamante es un cristal, y como todos los cristales son frágiles. Un golpe fuerte puede quebrarlo, romperlo o partirlo por la mitas si el golpe ocurre, por casualidad y desgracia, en su plano de exfoliación. Las fracturas más comunes son concoideas.

Así afirmaremos que el diamante es el material más duro porque nada puede rayarlo pero es muy frágil al tratarse de un cristal y tenemos que cuidarlos con mucho mimo.


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