El verano es época de vacaciones, de tiempo libre, donde muchos de nosotros viajamos a destinos de playa donde debemos tener un cuidado extra con nuestras joyas.

En la playa tenemos que tener precaución con dos cosas:

 

1) El calor:

 

Según nos vamos acercando a épocas estivales las temperaturas aumentan desproporcionadamente llegando los termómetros a marcar cifras que rondan los 40º o más.

Esto provoca en el cuerpo humano una dilatación en los dedos llegando a aumentar hasta dos tallas, incluso tres, la medida de sortijas que se tenía en invierno.

Muchas personas no se quitan sus sortijas cuando van a la playa, esto puede ser un problema al contacto con la arena, como comentaremos más adelante. Las sortijas quedan más justas en los dedos en verano provocando sensación de seguridad pareciendo imposible perderlas. Pero cuando se meten en el mar, que está más frio, ocurre un cambio de temperatura en el cuerpo, haciéndola bajar, volviendo los dedos a su medida natural, la correcta, sin factores que la modifiquen. Al nadar y mover las manos los anillos salen con facilidad de los dedos facilitando su perdida inmediata con una casi imposible recuperación.






Sortija en arenajpg


2) La arena:

 

La arena de playa contiene micro granos de minerales entre los que encontramos cuarzo, feldespato y mica. Estos dos últimos tienen una dureza muy baja en la escala de Mohs lo que lo hace inofensivo, pero el primer mineral, el cuarzo, tiene una dureza de 7 en la mencionada escala.

 El problema que puede crearnos este mineral, como adelantábamos en apartado anterior, es que raya a otros minerales o gemas y sobre todo al oro. Si llevas tus sortijas a la playa y tocas continuamente la arena el oro perderá su pulido y tendrás que llevarlas al joyero para que le devuelva su brillo a tu vuelta de vacaciones.

Las gemas que nunca se rayan en la playa son los diamantes, los rubíes, los zafiros y las esmeraldas. Tampoco los topacios, pero las turmalinas y otros cuarzos pueden rozarse y provocar micro rayas en sus facetas. Corales, perlas, ópalos, jade, ámbar, Tanzania, peridotos, granates, ónice, cornalina, labradorita, lapislázuli, fluorita y malaquita se encuentran entre las gemas más conocidas y usadas en joyería y son a las que tenemos que prestarle un especial cuidado si las llevamos a la playa por su baja dureza y alta posibilidad en rayarse.

 

Esperamos que nuestros consejos les sirvan en esta época estival y les deseamos un muy feliz verano.